Mi viaje a Nueva York

Buenas a todos. Hoy vengo con una entrada diferente. No va de cocina, sino mi experiencia en mi viaje a Nueva York.

Viaje a Nueva York, largo tiempo esperado

Desde hace unos años, tenía ganas de visitar Nueva York. Pero no en cualquier momento, sino que quería verlo durante la época más mágica del año, en Navidad y pasar ahí el Año Nuevo. Tras mucho esperar y planearlo, al final pudimos cumplir mi deseo y fue una experiencia inolvidable.

Habiendo convencido a mi familia para ir todos juntos, fuimos en avión donde tardamos 8 horas en llegar. Es un viaje largo y hay que mentalizarse para pasar mucho tiempo en un avión, pero con películas y juegos todo se hace más ameno. Nos hospedamos en un hotel cerca del World Trade Center donde nos atendieron muy bien. Esa misma noche queríamos haber ido a algún sitio, pero al llegar tan tarde y con el cansancio del viaje, preferimos dejarlo para el día siguiente. ¡Estábamos molidos! Sólo nos dio tiempo a ver el 11-S Memorial por la cercanía, que nos dejó sin palabras.

Visitando los sitios emblemáticos de Nueva York

Mi Cocina en tu casa, empresa de catering y comida a domicilio en Pozuelo, en Nueva York
Viendo todo NY desde el Empire State Building

Durante mi estancia, visitamos toda clase de sitios diferentes. Chinatown, Little Italy, Wall Street, el SoHo… también cruzamos el puente de Brooklyn, aunque estaba muy lleno de gente. A pesar de que estaba dividido en zona de peatones y de ciclistas, todo el mundo iba por los dos carriles y los ciclistas tenían que bajarse de la bici e ir a pie. ¡Normal, con tanta gente que es, es muy difícil! También estuvimos en el barrio de Chelsea, y, visita obligada, al Chelsea Market, es un sitio muy original, donde puedes encontrar tanto sitios para comer, como tiendas de ropa, está muy de moda, la verdad que me gustó mucho la mezcla de conceptos, era mas bien caro, pero qué no es caro en Nueva York? Otra visita obligada era el Empire State Building, donde subí hasta la parte más alta, donde a pesar de mi vértigo, me impactó mucho ver todo Nueva York a mis pies. Y por supuesto, paseamos mucho por Central Park. La única pena, no pudimos veer la Estatua de la Libertad porque los días elegidos había niebla.

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En Tiffany’s, donde Audrey Hepburn desayunaba con diamantes.

Por fin, pude visitar uno de los sitios que más ilusión me hacía de todo Nueva York, la fachada de Tiffanys, ahí donde Audrey Hepburn mira los diamantes en la película Desayuno con Diamantes. Era de los pocos sitios que tenía que ir obligatoriamente y me encantó pasar por delante y sacarme una foto. Desde siempre me ha encantado esa actriz y tenía muchas ganas de visitar el icónico establecimiento. Dicen que hay un café, pero no pudimos entrar.

Viaje a Nueva York gastronómico

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La pizza de Artichoke Basille’s Pizza. Enorme y muy recomendada.

Como este es una página de comida, también hablaré de la parte gastronómica. Por supuesto, no pudimos dejar pasar la ocasión de ir a Nueva York y no probar una de sus comidas más reconocibles: un perrito caliente en un puesto callejero. Yo me pedí un perrito mixto y uno con chili y estaban riquísimos. ¡pero preguntar el precio! Hay algunos puestos que no lo pone y cuando te lo dan, te dicen uno muy elevado.

En Little Italy intentamos tomar una pizza, pero justo el sitio donde entramos, La Mela, no tenían. Aunque otro día si comimos unas potentes pizzas en el Artichoke Basille’s Pizza, al lado del High Line. ¡El cocinero nos saludó y nos dijo que su hermana vive en Madrid también! Y por curiosidad, comimos un día en el Burger King para probar si la hamburguesa sabía diferente, pero no. Sabe exactamente igual. Entre tantas costillas, perritos y hamburguesas, al final, tienes ganas de una ensalada y descansar de tanta grasa.

Lo más difícil fue la bebida. De toda la vida he sido cafetera, pero el café no es como el de aquí. Aunque te lo suelen ofrecer en muchos sitios, no es tan fuerte, es muy aguado, a mi me gusta el café expresso, con una gotita de leche, tampoco lo entendían mucho, así que al final, acabo pidiendo té, que es más similar.

También, al no gustarme la cerveza, suelo pedir un vermut en los bares, pero ahí es muy complicado. Para que me entendieran, yo pedía Martini, que es un vermut que comercializan y muchos sitios suelen tenerlo para los cócktails. Pero cuando lo pedía, me preguntaban si con ginebra o con whiskey. No podía hacerles entender que quería solo el vermut marca Martini, no un Martini, así que acabé dejándolo y pidiendo Coca Cola Light, o como es ahí, Diet Coke.

Las diferencias culturales

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En el árbol de Navidad de Rockefeller Plaza

Un tema que nos costó mucho fue la propina. Aquí, cuando en un bar o restaurante te sirven bien, puedes dejar algo de dinero como agradecimiento. Pero ahí, aunque ponga que es voluntario, es obligatorio. Y no solo una cantidad que tú elijas, sino entre el 15% y el 25% de lo que has consumido. Así que cuidado, que las comidas salen más caras de lo que pone en la carta. Al final, te das cuenta del dinero que te dejas sólo con las propinas. También tuvimos problemas al no saber a quién darle la propina. A los camareros sí y a los taxistas. ¿Al botones? ¿Al dependiente de la tienda? Era muy confuso.

Una cosa que me sorprendió en el viaje a Nueva York es que, en algunos sitios, podías hablar español sin problemas. Siendo el inglés el idioma oficial, pues era complicado en algunos sitios, pero por suerte mis hijos me traducían todo al momento. Pero en algunos sitios había gente que hablaba español y eso ayudaba mucho, ya que casi toda la hostelería tiene trabajando a algún hispano.

A algo que no nos adaptamos fue a los semáforos. Puede parecer una tontería, pero acostumbrados al rojo y verde, en Nueva York parece muy complejo. Ahí normalmente tienen un semáforo con una mano blanca. Si la mano parpadea, es que se puede cruzar y si no, es que no se puede. La verdad, me apaño mejor con dos colores muy diferenciados.

Y para acabar, una cosa que nos extrañó mucho es la poca cultura de bares que hay. O al contrario, que en España tenemos demasiada costumbre de ir a tomar algo jeje. Había días que por cansancio o tener que esperar, decidíamos parar y tomar algo sobre las 12 o las 18. Y aunque buscábamos, no había casi lugares a los que meterse que no fueran franquicias. Algunos pubs estaban cerrados porque empiezan a trabajar a la hora de la comida o la cena. Ese concepto de pasar la tarde tomando algo relajadamente no lo tienen y la verdad, nos extrañó mucho al estar tan acostumbrados.

Un viaje para el recuerdo

En resumen, el viaje a Nueva York me ha encantado. Fue una experiencia única tanto por ir a un sitio al que tenía muchas ganas como hacerlo en la época del año que creo que se pone más bonita y poder hacerlo con mi familia. Acabamos muy cansados todos los días, pero es una sensación increíble y se disfruta mucho viendo los sitios más emblemáticos de la ciudad. Sin duda, es un viaje que recomiendo encarecidamente.

Paloma Gómez

Paloma Gómez

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30 comentarios

  1. Un viaje muy bonito. Efectivamente tanto los americanos como los anglosajones tienen costumbres muy diferentes a las nuestras, pero en eso consiste viajar: conocer otros sitios, otras costumbres, otra gastronomia.

  2. Me encanta esa ciudad quizás porque cuando la visitamos todos tenemos muchísimos clichés en la cabeza porque la hemos visto a través de tantísimas películas! Yo guardo un grato recuerdo de mi visita allá por el 2006, en febrero. Tengo que volver pero en junio

  3. La ciudad que nunca duerme, me encanta Nueva York, Londres y Madrid. De hecho, tengo muchas ganas de volver a estos dos primeros destinos con mi marido, ya que todavía no los hemos disfrutado lo suficiente

  4. ¡Me encanta NY, he estado varias veces ya y es una ciudad que no cansa!
    Como tú, pude disfrutar de un fin de año allí y es una experiencia genial, además nosotras pillamos toda la cuidad nevada, lo que le daba más encanto aún.
    Gracias por traerme tan buenos recuerdos.
    Un abrazo

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