o...Tim Burton, la decepción
Tim Burton es uno de los directores más originales que hemos visto en los últimos años.
Su estilo es único y en cuanto ves algo suyo, sabes quién lo ha hecho.
Una persona rara que, cuando yo era pequeño, me encantaba. Debe ser que los raros nos atraemos. O quizás él me hizo raro, quién sabe.
Los primeros recuerdos que tengo de él es de Pesadilla antes de Navidad. Siempre decían “Pesadilla antes de Navidad de Tim Burton” (que daban en una doble edición con James y el melocotón gigante) pero ay, te enteras de que no la dirigió el. En realidad fue dirigida por Henry Selick, mientras que Burton sólo la produjo y concibió. Poco a poco su nombre me suena de otras películas de mi infancia: Beetlejuice, Batman, Batman Returns, Eduardo Manostijeras…
Conforme crezco, él sigue haciendo películas y descubro otras suyas.
Cuando veía películas en el móvil, sin querer vi Big Fish en el metro y con el final me eché a llorar y salí corriendo del vagón.
Nacho Grifol
La novia cadáver es la peli que veía cuando me enteré que había fallecido Michael Jackson. Y muchas otras.
Así que cuando avisaron de que iba a llegar una exposición sobre su obra, no dudé en ir.
Y este es el cuento de cómo me metí en
el laberinto de Tim Burton.
Lo primero, saber que es en el Espacio Ibercaja en Delicias, cerca del Museo del Ferrocarril. Si vas, prepárate para andar, ya que no está tan cerca como pensaba. Una vez has entrado en el recinto, te va a tocar andar, aún más, un buen trecho. Nada insalvable, unos 8 minutos.
Pero si vas con la idea de llegar y meterte, no es así.
Caminando por ahí, están también las carpas del musical Dirty Dancing y, curiosamente, el musical de Charlie y la Fábrica de Chocolate, una película que él también adaptó.
Cuando nos acercábamos, pudimos ver a los lejos una carpa con una especie de “disco de vinilo o un CD enorme”.
Pero no era tal cosa, si no que era el ojo de un monstruo. Toda la carpa era un enorme monstruo de estilo burtaniano. Desde aquí, pintaba muy bien…
He de empezar diciendo que no sabía muy bien cuál era el formato, sólo que era inmersivo. Cuando me metí en la web ponía que había dos tipos de entradas: la normal y la Premium.
La normal te dejaba un recorrido y la Premium, dos. Creo que la segunda costaba unos 30 euros, así que me decanté por la primera, a un nada módico precio de 23,50 euros. Son 22, pero ya sabes que te meten un extra por gastos de gestión, que no sé de qué,
¡si la entrada la compré online y lo he gestionado yo!
En fin…
Pillé la del tramo de las 19:00 y me asusté porque llegué casi 10 minutos tarde. Había una cola impresionante. Los chicos de la entrada, vestidos con unos monos verdes y púrpuras, nos dijeron que tranquilos, que aceptan hasta unos 15 minutos de retraso.
Sólo sabía que es una experiencia inmersiva, por lo que no sé si tiene que ponerse un vídeo y hay que llegar a la hora o vas por tu cuenta.
Finalmente entramos y ¡que chulada!
La entrada era una boca de un monstruo al cual se le movían los ojos.
Todo muy trabajado.
Hicimos una fila y nos dividieron en grupos de 10. Entonces, empezaba la aventura.
Y me da palo decir que, a partir de aquí, la experiencia fue agridulce con un toque más agrio que dulce.
La chica nos explicó que la idea del laberinto era que cada sala tenía una serie de puertas. La primera, se designa al azar tras pulsar un botón. Por tanto, se aseguran que cada persona tenga una experiencia diferente al resto. Y aquí viene lo “bueno” (entiéndase la ironía) que de las 28 salas, ¡solo veremos 15!.
Lo primero que pensé ¿no la voy a ver entera?
O sea, he pagado 23,50 euros para ver sólo la mitad.
En fin, sale la luz y primera puerta, Batman. Un traje de Joker y una estatua del Pingüino, justo lo que esperaba.
Los dioses del azar parecía que estaban de mi lado, pero no vi al Caballero Oscuro.
A partir de aquí, vamos pasando de sala en sala y vemos diversas cosas. Bocetos, animaciones, trajes o esculturas de cada película en salas bien ambientadas.
Por ejemplo, en Eduardo Manostijeras tenía su estatua de hielo sonando unas tijeras de fondo y, proyectado en el suelo, caían pequeños copos de nieve.
Pero en cuanto a la inmersión… tampoco vi tanta. Pasabas de una sala a otra y había una estatua grande y cosas, pero no era tan inmersivo como esperaba. Las que más, una cosa del espacio que se encendían y apagaban luces en la oscuridad, en Beetlejuice se proyectaban cucarachas en el suelo.
Mi favorito fue el gato de Cheshire de Alicia en el País de las Maravillas. Era una especie de sala con espejos y el gato se proyectaba en las paredes y desaparecía. Al haber tantos espejos, te volvías loco buscándole.
Pero claro, como digo, frustraba mucho el hecho de no poder ver toda la exposición. Otra cosa es que si abrías una puerta tenías que entrar obligatoriamente. De esta manera
"se aumenta la experiencia de aventura y misterio"
Pero el común de los mortales no está de acuerdo. Al poco, empezamos a abrir un poco las puertas o a mirar cuando alguien abría una y pasaba. Es normal, si quiero ver una cosa en específico ¿me la pierdo porque he tenido mala suerte? Claro, ahí si pagas más, puedes hacerte un segundo recorrido, pero no asegura que tampoco veas todo.
No tardé en darme cuenta que casi toda la gente hacía lo mismo. Cotilleaba y abría las puertas. En un momento dado, uno de los chicos nos “echó la bronca” diciendo que si mirábamos teníamos que entrar. Me dio ganas de decir
“por lo que he pagado, deja que vea lo que quiera”.
Bastante maleducados, aunque no sería la primera persona ni la última a la que se lo diría.
Creo que mi cara define a la perfección mi estado anímico en éste momento…
“Había ganas de ver a Batman”.
Una chica que vigilaba, al oírnos, se nos acercó y nos susurró que no estaba Batman. Que por tema de derechos no podían exponerlo. Muy raro, ya que Joker y Pingüino sí estaban. Nos recomendó ir por cierta puerta y ¡qué sorpresa!,
nos encontramos con Jack Skellington de Pesadilla antes de Navidad.
!Una pasada!
Otro inconveniente era la cantidad de gente. Había salas como la de Mars Attack que estaban vacías, pero otras estaban tan llenas que costaba moverse. La de Frankenweenie estaba tan llena que tuvimos que hacer cola para sacarnos una foto con la estatua. No entiendo el separar en grupos de 10 si al final acabamos hacinados.
Al salir nos encontramos con la tienda. Vi una plantilla de Pesadilla de Jack y Sally que me gustó mucho y pensé que la compraría. Pero sólo vi un par de tazas, camisetas y Funkos. Una tienda bastante pobre.
Salí con una sensación muy contradictoria. Lo poco que vi me había gustado, pero queda un dolor en el corazón pensar que se ha pagado tanto por ver sólo la mitad y encima, no puedes elegir.
Miré en Google y tiene una puntuación de 2,8. La mayoría de quejas son la misma: un precio muy elevado, ver sólo la mitad y no poder elegir. Incluso dicen que antes no se podían sacar fotos.
Me da rabia, creo que la idea sobre el papel está bien: un laberinto. En la práctica no funciona. El precio es muy elevado como para dejarlo al azar. Quizás si costara 5 euros, te animas a volver a entrar, pero costando más de 20, me parece muy elevado. Tuve suerte y pude ver cosas de Mars Attack, Batman o Pesadilla, pero si no la tengo me habría perdido las cosas que más me gustaban.
Todo con la idea de que pagues más para acceder a todo:
capitalismo puro y duro.
8 comentarios
Pues que pena, ya no voy y eso que adoro a Tim Burton
Que pena quedarte con tan mal sabor de boca.
Es un pena que después de pagar tanto no quedaras satisfecho.
Y casi lo mismo habría pasado si tr hubieras sacado la más cara.
Creo que no está bien estructurado.
Pues es una pena, pero se agradece tu opinión es muy sincera de lo que pasa allí
Muchas gracias por la información y comentar tu experiencia, una pena que no resultara como imaginabas.
Vaya. Qué pena. Gracias por tu opinión, es para tenerla en cuenta.
Qué espectáculo tan intersante para los admiradores de Tim Burton. No había oído hablar de él.
A mi también me gusta Tim Burton, su trabajo es espectacular.
Un abrazo
Concha