Si adoras el picante y los desafíos
El reto picante del Ribs, es tu próximo objetivo
Ya he participado en el reto picante de La Virgen, así que no soy nuevo en estas lides.
Me gusta el picante y me da rabia cuando pido comida y no me pica. Así que ayer, decidí que quería someterme al reto picante de Ribs y comprobar si tengo futuro en el mundo de los concursos de comida.
Hace unos días, fui con mi madre a comer a un Ribs. Un día relajado donde nos disponíamos a comer unos nachos y unas hamburguesas. Pero hubo algo que captó mi atención. En un lado de la carta, anunciaban un reto picante. Comí muy bien ese día, pero ese canto de sirena había hecho su efecto.
Llegué al local, el Ribs de la calle Abada, cerca de Sol.
Es un Ribs al que le tengo mucho cariño, ya que muchas veces he ido ahí con los amigos. Antes, no sé si se sigue haciendo, tenían unos toneles llenos de cacahuetes, así que nos sentábamos al lado, pedíamos unas cervezas y nos poníamos a beber mientras picábamos.
Pero hoy no soy un adolescente alocado, soy un adulto hecho y derecho que va a comer niveles obscenos de picante por pura diversión. Nada más abrir la carta, busqué el reto. Me asusté ya que te venía una hamburguesa y unas alitas de pollo, las dos picantes.
Pregunté a la camarera y me dijo que sólo tenía que comer una. ¡Menos mal!, no quiero acabar arruinado. Eso sí, no me dijeron cuantos Scovilles tenían, sólo que llevaba habanero.
Como es habitual, me dieron un papel con las condiciones, un aviso y espacio para firmar que
lo que hago es bajo mi responsabilidad
Pedí un boli para rellenarlo y como no tenían, me trajeron UN CRAYÓN con el que los niños buscan la salida del laberinto en el mantel.
Nunca me había sucedido, dar mis datos de esta forma. Es casi poético, firmar que si paso a mejor vida no se hacen responsables con un Carioca..
Las bases eran sencillas:
Una vez comience a comer no puedo levantarme.
Si alguien me ayuda, estoy descalificado.
Tengo que acabarme toda la comida, pan y patatas incluidas.
Por si acaso, antes de comenzar fui al baño, no quiero perder por culpa de una urgencia de carácter urinaria. Al poco,
me trajeron la hamburguesa
¡MADRE!.
Fue dar el primer mordisco y vi que tenía a un rival a mi altura. La hamburguesa era bastante gordita, por lo que en el primer bocado no pillé carne, tan sólo pan y salsa picante.
¡Y qué picante!
El cocinero se había ensañado bien. Debe de llamarse Íñigo Montoya y yo habría matado a su padre, esto no es normal.
Recordé todos los pasos del entrenamiento, así que empecé con mis tácticas:
Lo primero, quitar el pan. Si me iba a dejar algo, prefiero que sea el pan y no la carne.
Con cuchillo y tenedor, para así no tocar la salsa con los dedos (que luego me toco los ojos y es un problema).
Como lloro tanto, me tengo que quitar las gafas. Quiero pensar que como no veo bien lo que como, parece menos de lo que es.
Lo dicen los lobos de mar,
“es más seguro navegar en noche cerrada sin luna que a pleno sol”
(creo, yo no soy lobo de mar).
Pero en ese momento, se me ocurrió una brillante idea. Cogí el papel de las bases y no encontré en ningún lado que no pudiera beber leche.
¿Es posible?
He encontrado un loophole, un vacío legal.
Todos sabemos que la leche apacigua el picante, por lo que casi siempre está prohibida. De hecho, en el concurso de La Virgen, beber leche significaba rendirse. Llamé a un camarero y le pregunté.
Dijo que no debía haber problema.
¡salvado!
Si bebía leche, seguro que podía continuar. Me trajeron un vaso de esa bendita bebida, pero canté victoria muy pronto.
¡estaba caliente!
Me habían traído un vaso de leche caliente.
Pensé que tendría un segundo de alivio, pero fue una puñalada más en esta prueba. No me cabe duda de que Belzebú era quien estaba tras los fogones, buscando mi sufrimiento.
Con la leche a mi lado, pude acabarme la carne.
¡Primer paso conseguido.!
Pero no es el final del reto, ni mucho menos, amigos míos.
Me quedan los pimientos picantes, el pan empapado de salsa y las patatas fritas. No sé por cual empezar.
El pan parece muy pringoso, pero es lo que más salsa
lleva.
El pimiento puede ser la muerte, pero así me lo quito. Las patatas no pican, quizás sea buena idea acabar con ellas.
Por su tamaño, me lanzo a los chilis.
Uno, todo bien.
Dos, no va mal.
Tres, empieza a ir mal.
No quiero sonar exagerado, pero al tomarme el tercero, sentí un poco de mareo.
un pequeño inciso
aunque veáis que estoy haciendo mucha broma, ESTO ES SERIO.
Las cantidades de picante son altas y, si nos hacen firmar consentimiento, es por algo.
Un poco más de leche y un par de patatas, un alto en mi conquista del Everest picante.
Me lanzo a por el cuarto y último chili. Lo como y, según baja por mi garganta y cae a mi estómago, siento que mi tripa dice
Nacho, ¡hasta aquí!
Me da rabia ser derrotado cuando me queda tan poco.
Pero muchos montañeros pensaron eso a punto de alcanzar la cima y se quedaron en el camino. Y en esas cumbres, hay ocasiones que no se recuperan los cuerpos de los fallecidos, pero yo estoy en un restaurante de Madrid, por lo que no me interesa que llamen a una ambulancia y tener una reprimenda de mis padres.
“¿Nacho, por qué tenemos que ir a buscarte al hospital?
Comí mucho picante”,
es una escena que prefiero mantener hipotética. Una cosa es beber leche y que la sensación de picante desaparezca, otra el daño que te puedes estar haciendo.
Ondeé la bandera blanca y caí derrotado.
Pero me fui con la cabeza bien alta. Me pude acabar la carne, así que diré para la posteridad que perdí por un tecnicismo.
Pero sí que reconozco que es una hamburguesa extremadamente picante, un reto muy bueno.
Y hay que recordar que si ves que te empiezas a encontrar mal, sólo es un juego, no tiene porqué pasar a tener consecuencias graves.
8 comentarios
Con lo que nos gusta el.picante este reto parece pensado para nosotros
Lo que me he reído con tu crónica. Merecías haber superado el reto sólo por el buen rato que me has hecho pasar.
Madre mía Nacho, eres un valiente de verdad. Yo no consigo que me guste el picante
Madre mía… yo huyo de ese reto, porque apenas tolero el picante.
Me lo he pasado muy bien leyéndote, pero me ha dado hasta repelús.
A nosotros nos gusta el picante pero hasta ese punto jejeje, vaya pasada, esto es para valientes jeje
Vaya reto! La verdad es que adoro el picante y tengo un nivel muy alto de tolerancia.
Ja ja ja, menuda odisea picante, me he reído un montón
Que bien te lo pasaste!, yo, no me apunto a ese reto ni loca me gusta el picante moderado.
Un abrazo
Concha